Ciudades Inteligentes un nuevo modelo de ciudad
La principal ventaja de las smart cities es que contribuyen a la mejora del medio ambiente.
La tecnología, poco a poco, está haciendo que las ciudades y las empresas cambien de forma drástica será en los próximos diez años, cuando realmente se vea un nuevo modelo de Smart Cities: más sostenibles, más habitables y más cercanas a la ciudadanía, la Smart City, en pocos años, va a pasar de ser una tendencia, a convertirse en una realidad. La aplicación de la tecnología a las ciudades ofrece un enorme potencial a la hora de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, el reto es ir más allá de las experiencias actuales y convertirse en realidades con impacto en la gestión municipal y la vida del ciudadano.
Qué es una Smart Cities
En general, es una ciudad eficiente, una ciudad que fundamentalmente pueda responder de forma adecuada a las necesidades de todos aquellos que la habitan, mejoren su calidad de vida, haga de ella un modelo de ciudad más participativa, que gestione de forma eficaz sus recursos y que permitan un mejor aprovechamiento del tiempo, los pilares sobre los que se sustenta el concepto son principalmente energéticos y ambientales por ejemplo, la capacidad de encender o apagar las luces de una calle dependiendo del número de viandantes, soluciones de movilidad como por ejemplo, capacidad para autocontrolar los semáforos en caso de atascos y la comunicación fluida entre los diferentes miembros que conforman una ciudad como son la administración, ciudadanos, empresas, etc.
Para Marieta del Rivero, directora general adjunta al Chief Commercial Digital Officer (CCDO) de Telefónica S.A. “Smart City es aquella ciudad que permite a los ciudadanos vivir la ciudad de una forma diferente, una ciudad que interactúa a través de la tecnología para simplificar la vida del ciudadano y mejorar su calidad de vida”. Para Nicolas Loupy, director general de Dassault Systèmes en España, afirma que “las smart cities son ciudades optimizadas a través de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para dar respuesta a las necesidades del futuro a través de un desarrollo urbano sostenible. Se apoyan en el uso de nuevas tecnologías (como es el Internet of Things) y consiguen una mejor calidad de vida y una gestión prudente de los recursos naturales”.
El modelo de una smart city está basado en el uso de las nuevas tecnologías y en la utilización de la información pública y su puesta a disposición de los propios ciudadanos y del sector privado, lo que proporciona nuevas oportunidades de negocio y de nuevas iniciativas empresariales, la ciudad se convierte en el territorio ideal donde gestar la actividad emprendedora, se trata de buscar un sistema que permita gestionar de forma inteligente el alumbrado público, la recogida de basuras o el riego de jardines tendrá una repercusión directa en ahorro de costes en los presupuestos locales. Un sistema que favorezca la tramitación electrónica de determinados procesos lo que se conoce como eAdministración que estará ahorrando dinero en papel y en horas de trabajo de los empleados públicos. Y si además los municipios colaboren entre ellos y se cedan los conocimientos y las herramientas que ya han probado su éxito, en lugar de duplicar esfuerzos e inversiones, tal y como propugna RECI, se está ahorrando tiempo y dinero. De forma más directa, las nuevas tecnologías permiten ofrecer nuevos servicios de calidad que mejoran la calidad de vida de los ciudadanos: pagar cómodamente el billete de autobús, consultar el estado del tráfico en un punto determinado, saber si hay plazas libres en un aparcamiento concreto,la llave de acceso principal a esta multitud de servicios es el teléfono móvil inteligente, o smartphone. A través de aplicaciones móviles de uso sencillo es posible obtener gran cantidad de información de gran utilidad que nos simplifica enormemente el día a día. Creo sinceramente que el beneficio es mutuo para ciudadanos y administración”
Cada ciudad tiene sus particularidades y necesidades, pero según numerosos expertos , se identifican fases comunes hacia una Smart City que no tienen por qué producirse de forma secuencial:
Vertical, en la que se dota a los servicios urbanos de tecnología para mejorar su gestión. Cada uno de los ámbitos de gestión del ayuntamiento impulsa estos cambios, frecuentemente de la mano de las empresas de servicios urbanos correspondientes. Horizontal, en la que se desarrolla una plataforma de gestión transversal que conecta a los diferentes servicios. Inteligente, donde se logra gestionar de forma avanzada, predictiva y en tiempo real la ciudad y ofrecer información y servicios de alto valor añadido a los ciudadanos y empresas, creando un ecosistema de innovación.
¿Qué ciudad puede ser inteligente?
Podemos decir que toda ciudad y todo pueblo puede ser inteligente. Como se explicaba al comienzo de este artículo, ser inteligente es entre otras cosas es ser eficiente, así que instalar sistemas de ahorro energético, por ejemplo, vale igual para una aldea de 20 habitantes que tenga alumbrado público que para Nueva York. La cuestión es saber qué ventajas y beneficios pueden obtener los habitantes de cada uno de ellos. Evidentemente, a un pueblo, establecer un sistema de gestión del tráfico rodado no le va a reportar ningún beneficio pero sí se puede unir a otros municipios aledaños para crear un conjunto de pueblos inteligentes. Como asegura Marieta del Rivero, “cualquier ciudad puede y debe convertirse en una Smart City. Ahora bien, no todas tendrán el tamaño y masa crítica suficiente para poder desplegar y rentabilizar la tecnología y procesos que la hagan inteligente. Es por esta razón, por la que está apareciendo el concepto de Smart Communities, que viene a satisfacer necesidades comunes entre varias ciudades o administraciones gubernamentales, que no tienen por qué estar próximos geográficamente, con el objetivo de generar escala suficiente para poder desplegar y rentabilizar la innovación y soluciones resultantes.
En estos momentos, existen dos tendencias principales, por un lado el desarrollo de plataformas horizontales que permiten integrar y gestionar todos los diferentes servicios verticales prestados por la ciudad de manera holística e integrada y, por otra parte, el desarrollo de soluciones verticales que buscan optimizar y mejorar la gestión y uso de recursos críticos como el agua y la energía, así como controlar y reducir las emisiones, es decir, una preocupación clara por el medioambiente y su sostenibilidad. “Con todo esto lo que se busca es conseguir una gestión de las ciudades, basadas en indicadores, que permita a los gestores públicos tomar decisiones con información”, asegura Marieta del Rivero de Telefónica.
Finalmente desde Alisea se considera que “las tendencia en el ámbito del uso de tecnología, pasan por Smart parking, Smart lighting, Smart turismo. En el ámbito de la administración, las tendencias avanzan en una mayor participación e integración de los ciudadanos en las iniciativas. Smart City no sólo es un deber de la administración, para que la gestión sea más eficaz e inteligente, los ciudadanos tienen que sentirse involucrados y que puedan aportar sus ideas en el planteamiento de smart city”.