El MoMA inicia la cuenta atrás para celebrar el centenario de la revolución bolchevique de 1917
Primera toma del poder político, económico y social protagonizada por el pueblo mismo —campesinos, obreros y soldados—, la Revolución Rusa de 1917 es uno de los momentos más trascendentes y apasionados de la historia contemporánea. El colapso de la dinastía despótica de los zares, que reinaban sobre un país inmenso, empobrecido, hambriento y gestionado según un modelo medieval de siervos y señores feudales, conmocionó al mundo y trajo, con el triunfo sobre el absolutismo, la extensión del comunismo como esperanza para los desheredados del mundo.
El centenario de la revolución bolchevique, de la que se cumple un siglo en 2017, desplegará conmemoraciones de todo signo. Pese al derrumbe final, tras la perestroika, de la confederación de repúblicas soviéticas marxistas de la URSS y la caída del Telón de Acero y los bloques oriental-capitalista y occidental-comunista, la revolución bolchevique, con el objetivo claro de extender el marxismo por el mundo, sigue despertando pasiones.
La primera institución en prologar la efeméride de 2017 es el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), que se adelanta al centenario proponiendo una visión panorámica sobre el arte de vanguardia que brotó con un empuje abrasivo al pairo de la revuelta.
A Revolutionary Impulse: The Rise of the Russian Avant-Garde (Un impulso revolucionario: el nacimiento de las vanguardias rusa) aprovecha los fondos propios de la pinacoteca —una de las mejores del mundo en arte de la época— para destacar los avances artísticos de las escuelas surgidas directamente de la revolución, como el suprematismo y el constructivismo, y los avances en poesía, teatro, cine y artes visuales, diseño gráfico y fotografía.
Con la habitual profesionalidad del museo, la exposición, que estará en cartel desde el 3 de diciembre al 12 de marzo, presenta una rica selección de obras en todos los medios de los años previos e inmediatos a la Revolución —el arco temporal va de 1912 a 1935—, creadas como «respuesta a las cambiantes condiciones sociales y políticas» del país. Las casi 300 piezas en exhibición «sondean y sugieren las muchas maneras en que una revolución puede manifestarse en un objeto artístico», dicen desde el MoMA.
En la exposición se pueden disfrutar obras —pinturas, fotos, cartelería, publicaciones, libros ilustrados, poemarios…— de todos los grandes «innovadores artísticos» que respondieron al ambiente de bullicio, libertad y grandes expectativas.
Hay piezas de, entre otros, Alexandra Exter, Natalia Goncharova, El Lissitzki, Kazimir Malevich, Vladimir Maiakovski, Liubov Popova, Alexandr Aleksandr Ródchenko, Olga Rozanova, Vladimir y Georgii Stenberg y Dziga Vertov. Entre ellos abundan las parejas creativas que eran a la vez sóviets, amantes y artistas, como los tándems de Goncharova y Mijaíl Lariónov, Varvara Stepánova y Ródchenko y Popova y Alexander Vesnin.
Entre las obras destacadas o curiosas de la muestra temática sobre arte bolchevique aparecen las iconoclastas pero espirituales pinturas de Malevich Suprematist Composition: Airplane Flying (1915) y Suprematist Composition: White on White (1918), y la serie de ocho cuadros del constructivista Rodchenko Non-Objective Painting no. 80 (Black on Black), lienzos totalmente negros que se presentaron como alternativa a los cuadros blancos del primero.
Fuente: 20Minutos.es (CC)