En Madrid se controla a los barrenderos por GPS
El consistorio de Madrid en España, extiende su vigilancia vía satélite a los peones de barrido e instala dispositivos en sus carros y escobas.
El Ayuntamiento de Madrid quiere controlar más a las empresas y a los trabajadores encargados de limpiar las calles de la capital Española. Una de las medidas adoptadas, polémica para muchos empleados de este servicio, ha sido la instalación de un sistema GPS de seguimiento. El Ayuntamiento de Madrid quiere saber dónde están los barrenderos, qué calles se limpian más, por cuáles los operarios apenas pasan, con qué frecuencia… El pasado mes de septiembre, el Gobierno Madrileño de Manuela Carmena y muy especialmente su delegada de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, dieron un golpe encima de la mesa al anunciar su intención de supervisar de un modo más exhaustivo el trabajo de las empresas concesionarias. Se detalló entonces que algunos de los vehículos utilizados en la limpieza viaria, como por ejemplo los encargados de realizar las labores de baldeo, incorporarían sistemas GPS para supervisar a distancia qué estaba fallando. «Queremos comprobar que no se dejan ninguna zona sin hacer», aseguró entonces el director general de Servicios de Limpieza y Residuos, Víctor Sarabia.
El consistorio quiere controlar vía satélite directamente a los barrenderos de a pie mediante la instalación de estos dispositivos en sus carros y en los cepillos de barrido manual. Este nuevo protocolo de control se une a las «inspecciones sorpresas» que el equipo de Ahora Madrid realizó en cada uno de los seis lotes en los que está dividida la limpieza viaria de la ciudad durante los meses de agosto y septiembre. Aquellas inspecciones, tal y como relató la semana pasada la propia Carmena en el Pleno del mes de enero, revelaron los «poquísimos efectivos» que había en los cantones de limpieza desde los que los barrenderos inician su ruta diaria.
La instalación de dispositivos vía satélite en los carros de los peones de barrido ya se ha implantado en otras ciudades de España, no sin polémica entre quienes observan la medida como una fórmula efectiva para examinar la calidad del servicio que se ha externalizado y aquellos otros para los que el control vía satélite es lesivo para los derechos del trabajador.