Hoy 31 de Mayo la OMS celebra el día sin tabaco
El tabaco mata a millones de personas cada año y tiene efectos sobre el peso corporal, la digestión y la elección de alimentos.
La nicotina producida por el tabaco, además de matar a millones de personas cada año, causa graves alteraciones en el metabolismo. Tiene efectos sobre el peso corporal, la digestión y la elección de alimentos, una de las barreras para dejar de fumar es el «miedo a engordar». Sin embargo, es posible evitar el sobrepeso.
La nicotina y el resto de componentes tóxicos del tabaco como el monóxido de carbono, alquitrán, benzopirenos, tienen un impacto negativo sobre todo el organismo. Por este motivo, cuando se deja de fumar, el cuerpo acusa una serie de efectos, entre ellos: Reducción del gasto energético. Alrededor del 10% de las personas fumadoras experimenta un aumento del gasto energético debido a la nicotina. El organismo del fumador que practica alguna actividad física consume más calorías para eliminar los tóxicos que contiene el tabaco.
La nicotina provoca un incremento de los niveles de adrenalina, una hormona que, al liberarse, eleva la glucemia. Cuando la persona fumadora tiene hambre, recurre al cigarrillo como medio para calmarla por su capacidad hiperglucemiante. Es fácil comprender que, cuando se deja de fumar, se quiere comer más dulces. también la nicotina acelera el vaciado del estómago y reduce el tiempo necesario para el transporte de desechos a través de los intestinos. Son comunes los problemas de estreñimiento en las personas que acaban de dejar de fumar.
El tabaco deteriora el gusto y el olfato, cuando alguien deja de fumar, para calmar la ansiedad sustituye los cigarrillos por alimentos. Al apreciar más y mejor el sabor de estos, se tienen más ganas de comer y se opta en muchas ocasiones por alimentos de sabores fuertes, dulces, salados o picantes, lo que se traduce en el picoteo de productos azucarados, con más grasa y, por ende, más energéticos, como chocolate, galletas, patatas fritas y demás snacks. La consecuencia de este mal hábito es, a menudo, el aumento de peso.
A las ocho horas de fumar el último cigarro es cuando ya se empiezan a notar los beneficios para la salud que tiene abandonar este hábito ya que, tal y como ha explicado el neumólogo de MD Anderson Cancer Center Madrid, Allan C. Sam, a partir de ese momento se reduce a la mitad el nivel de nicotina en sangre y se normalizan los niveles de oxígeno, en las primeras 24 horas se disminuye el riesgo de muerte súbita y se elimina el monóxido de carbono en sangre, mientras que en el primer y tercer mes se aumenta la capacidad física y, a partir de los primeros nueves meses, se consigue mejorar el drenaje bronquial y reducir las infecciones.
«Sabemos que abandonar el tabaco resulta una decisión muy difícil porque, aunque existe una dependencia física generada por la nicotina, también existe una dependencia a nivel psicológico y emocional», explican los expertos.