Israel está expulsando, de manera ilegal, a más de 100.000 palestinos, pero nadie hace nada
La aviación israelí sigue bombardeando la Franja de Gaza, donde ya se han registrado al menos 68 muertos -casi todos civiles y once de de ellos niños-, con el aval del apoyo de las potencias occidentales que rompieron su silencio para apelar al derecho a la defensa de Israel frente al lanzamiento de cohetes contra su territorio. Mahmud Abbas denunció el «genocidio» contra los habitantes de Gaza, mientras Khaled Meshaal llamaba a unir fuerzas para frenar a Israel. En total, se habría contactado con unos 100.000 palestinos residentes en las localidades de Beit Lahia, Beit Hanoun y Absan, a los que se ha invitado a dirigirse al oeste o al sur del enclave.
La advertencia se produce después de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, haya subrayado que no contempla por el momento un posible alto el fuego con Hamas y ha advertido de que la fuerza aérea israelí seguirá con los bombardeos sobre la franja de Gaza.
Hasta el momento, más de 800 objetivos han sido atacados desde que el martes Israel lanzó la operación ‘Borde Protector’. El Gobierno israelí ya ha aprobado la movilización de 40.000 reservistas, de los que 20.000 han sido llamados ya a la frontera con Gaza en anticipación de una eventual operación terrestre.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, advirtió de que su Ejército está preparado para cualquier posibilidad, sin aclarar si se producirá una ofensiva terrestre, y ayer ordenó a sus tropas que intensifiquen los ataques «contra Hamas y otras organizaciones terroristas en Gaza», pero son civiles palestinos los que matan las bombas israelíes. Estas han destruido más de cincuenta viviendas de milicianos palestinos, según fuentes israelíes, pero en esos ataques no han muerto combatientes sino civiles.