Jornada teñida de Sangre en Venezuela.
Oficialistas y opositores se tomaron la zonas del oeste de Caracas en Venezuela para marchar, tres muertos.
Las calles de Caracas en Venezuela se volvieron a manchar de sangre. La jornada de movilizaciones convocadas por el Gobierno y la oposición en la capital ocasionaron tres muertos y una veintena de heridos. Oficialistas y opositores tomaron distintas zonas del oeste caraqueño para celebrar el Día de la Juventud, en un ambiente de tensión que ha avivado la polarización que sacude a este país desde hace 15 años.
Las manifestaciones habían transcurrido en paz, hasta que al final de la tarde se registraron enfrentamientos entre grupos que apoyan al gobierno del presidente Nicolás Maduro y simpatizantes de la oposición en las inmediaciones de la Fiscalía General, en el centro de Caracas. El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, denunció que un»estudiante revolucionario fue asesinado por fascistas cerca de la Fiscalía». Luego se supo que se refería al jefe del colectivo ‘José Leonardo Pirela’, Juan Montoya, quien en el 2008 fue acusado de atentar con explosivos contra la sede de Fedecámaras.
Diarios locales reportaron la muerte de dos estudiantes universitarios, uno de ellos Bassil Dacosta Frías, de 24 años. Un tercer muerto, un hombre víctima de una herida de bala, fue confirmado por el alcalde del municipio de Chacao, el opositor Ramón Muchacho, quien aseguró que «grupos violentos» recorrían su municipio. Así mismo, trascendió que cinco estudiantes ingresaron a los hospitales Vargas y Universitario de Caracas con heridas de bala.
El ministro de Relaciones Interiores, Miguel Rodríguez Torres, acusó a la oposición de «destrozar» la sede de la Fiscalía General y de quemar cinco patrullas del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC). Por su parte, el reporte de la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, daba cuenta de dos fallecidos (Montoya y Dacosta Frías), 23 heridos y 25 detenidos.
La manifestación oficialista partió del centro de Caracas y finalizó en el barrio de La Pastora, donde el presidente Nicolás Maduro ofreció un mitin en el que advirtió que la oposición pretendía «manchar de sangre, muerte y violencia» los festejos por el bicentenario de la Batalla de La Victoria. «Ha rebrotado en Venezuela una corriente nazifascista que quiere llevar al país por el camino de la violencia y el caos, que ha querido quemar el país, pero hoy la juventud revolucionaria en la calle ha dicho que no lo permitirá», sentenció Maduro, quien además ordenó reforzar la seguridad en las principales ciudades de Venezuela ante los «planes golpistas» y señaló que «no habrá golpe de estado en Venezuela, tengan la seguridad absoluta. Seguirá la democracia, seguirá la revolución».
Tras condenar las protestas estudiantiles que se han registrado en los últimos días en los estados de Mérida y Táchira, el mandatario venezolano envió este mensaje a sus seguidores: «No permitamos que nos trasladen a los escenarios del 2002», año en el que su antecesor, Hugo Chávez, sufrió un golpe de Estado. El antichavismo respondió con una nutrida movilización que salió desde la céntrica Plaza Venezuela y culminó en la sede de la Fiscalía General, con el fin de solicitar la liberación de los estudiantes presos por las protestas en Táchira y Mérida, así como el cese de la represión por parte del Gobierno.
En principio, esta actividad había sido convocada por dirigentes estudiantiles y un sector de la oposición. Sin embargo, se terminó sumando toda la Mesa de la Unidad Democrática y su ex-candidato presidencial, Henrique Capriles Radonski, quien demandó al Ejecutivo nacional detener «la represión y la violencia en contra de los jóvenes en las calles de Venezuela».
El presidente de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela, Juan Requesens, lanzó un reto a Maduro: «A ver quién aguanta más, si el Gobierno o los estudiantes en la calle». Por su parte, el líder de Voluntad Popular y promotor de esta manifestación, Leopoldo López, advirtió que «la salida» política a la crisis venezolana «no es hoy ni mañana sino que es un trabajo de muchos días».