Se abre una nueva etapa en Colombia ante el reto de la paz
La guerra en Colombia ha dejado más de 7,3 millones de víctimas directas, 220.000 muertos, 6.9 millones de desplazados, es el segundo país con más desplazados después de Siria.
Cincuenta años de conflicto armado en Colombia y a falta de los acuerdos finales de paz, que se firmarán en Colombia, permitirá a los Colombianos pasar página a un largo capítulo de su historia, la del conflicto armado, donde según los registros de la Unidad Nacional de Atención y Reparación a Víctimas, existen casi 8 millones de personas que han sufrido violaciones a sus derechos y otras vulneraciones como homicidios, secuestros, tortura, delitos contra la libertad sexual, reclutamiento de menores o desaparición forzada. El contexto nacional del país con menos oposición a unos acuerdos de paz con el grupo Guerrillero de las FARC,con un mayor apoyo de Estados Unidos y de las naciones internacionales, así como un cierto empate estratégico sobre el terreno del Ejército y las FARC está favoreciendo el avance de las negociaciones.
Será necesario gestionar las expectativas de cambio que se están generando en la población así como el escepticismo que existe en buena parte del país, que cree poco en la capacidad de cambio real tras los acuerdos, los retos en materia de seguridad, desde la dejación gradual de las armas que se ha acordado hasta la estabilización de zonas de conflicto pasando por la reintegración de los exguerrilleros, muchos de ellos jóvenes que no han conocido otra cosa y que es difícil que sean aceptados por la sociedad.
Uno de los principales desafíos son los procesos de reparación de víctimas, puesto que es el punto más sensible y en el que es más fácil que una parte o la otra perciba que las consecuencias son injustas, en el año 2011 el Congreso Colombiano aprobó la ley 1448, conocida como Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, con el objetivo de proporcionar una reparación integral a las víctimas del conflicto. Las promesas incumplidas de la Ley 1448 han creado frustración entre las víctimas, el establecimiento de los servicios de salud y, especialmente, el apoyo psicosocial ha sufrido graves demoras, las necesidades educativas de las víctimas o de sus hijos no han sido debidamente atendidas, o las ayudas a la vivienda han sido insuficientes y tardías, dice el informe del Centro Internacional para la Justicia Transicional.
El éxito de esta nueva etapa para Colombia y los Colombianos, deberá hacer frente no sólo al posconflicto como tal, sino también a todos los retos, para que de verdad sea una nueva etapa y se produzca un cambio en el día a día de los Colombianos, para aprovechar los dividendos de la paz el país debe invertir en las regiones olvidadas donde surgió y permaneció la guerra durante muchos años, llevar el Estado a estas regiones, darles seguridad, ofrecerles educación y salud de calidad construir carreteras, proveer bienes públicos productivos e insertarlas en los mercados y el sistema productivo, tarea que no será fácil, escribía también en la revista Tribuna en un número especial dedicado a las negociaciones de paz Ana María Ibañez, de la Universidad de los Andes. ¿Una nueva etapa se abre en Colombia? El tiempo lo dirá pero por ahora cabe la esperanza.
Tras el histórico acuerdo del pasado jueves entre el Gobierno y el grupo Guerrillero de las FARC para ponerle fin a la guerra, el proceso de paz tiene tres desafíos inmediatos, el político, el de seguridad y la mesa de negociación, que aún debe resolver temas pendientes y muy complejos, la emoción que le generó a Colombia y a los Colombianos ver como el presidente del país Juan Manuel Santos y el jefe Guerrillero Timochenko, sosteniendo en sus manos los acuerdos para terminar el conflicto, deja a los negociadores de paz ante el reto de llegar muy pronto al acuerdo final de la guerra en Colombia, Sergio Jaramillo comisionado para la paz explicaba que el tema del desarme fue lo más duro en la fase secreta, es muy satisfactorio ver un acuerdo de desarme con procedimientos y fechas precisas y verificación del a ONU. Hay que hacerles un gran reconocimiento a nuestros generales, por su trabajo excepcional, recalcaba Jaramillo.
En la lista de los cerca de 40 temas pendientes que tiene la mesa de diálogos hay algunos tan difíciles como el número de hectáreas que tendrá el Fondo de Tierras para repartir entre los campesinos que hoy no las tienen. El punto de partida del Gobierno son 3 millones de hectáreas, pero a las Farc esa cifra les parece muy pequeña, falta definir el número de curules especiales que tendrán las Farc en el Congreso y las que se otorgarán a las regiones más golpeadas por el conflicto, dos temas, entre otros, que hacen parte de lo que los negociadores llaman “salvedades” o “asteriscos” porque quedaron pendientes en los cinco acuerdos logrados hasta ahora que son el desarrollo rural, la participación política, los cultivos ilícitos, víctimas y fin del conflicto, además, de el acuerdo sobre la implementación y verificación de todo lo pactado.
Dentro de lo que está por resolverse, figuran también las condiciones de la reincorporación de los guerrilleros a la vida ciudadana, pues con las Farc este proceso será esencialmente colectivo y no individual, como ocurrió con los integrantes de otros grupos armados con los que se ha hecho la paz en Colombia.
Fuente: el tiempo/ Blog de Blanca Bay