lunes, abril 21, 2025
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Vargas Llosa: El último titán de la literatura hispana se despide

Madrid — El mundo de las letras llora hoy la partida de uno de sus gigantes. Mario Vargas Llosa, el Nobel peruano-español cuya pluma retrató con maestría las contradicciones humanas, las dictaduras latinoamericanas y los laberintos del poder, ha fallecido a los [edad] años, dejando un vacío irreparable en la literatura universal. Con él, se apaga no solo el último representante del boom latinoamericano, sino también un intelectual incómodo, un polemista voraz y un escritor que convirtió la palabra en un arma de combate.

De Arequipa al mundo: El nacimiento de un mito

Jorge Mario Pedro Vargas Llosa nació el 28 de marzo de 1936 en Arequipa, Perú, en una familia de clase media que pronto se fracturó. Su infancia —marcada por la ausencia paterna y un reencuentro traumático— quedó plasmada en «La casa verde» (1966) y, sobre todo, en «El pez en el agua» (1993), sus memorias donde confesó: «La literatura fue mi refugio, la mentira que decía verdades».

Su salto a la fama llegó con «La ciudad y los perros» (1963), una novela brutal sobre el Colegio Militar Leoncio Prado que escandalizó a la sociedad limeña y lo consagró como el enfant terrible de las letras. Junto a García Márquez, Cortázar y Fuentes, se convirtió en un pilar del boom, aunque su estilo —barroco pero disciplinado— siempre fue distinto: «Yo no escribo con el hígado, escribo con la cabeza», solía decir.

El escritor total: Entre la política y la ficción

Vargas Llosa fue un animal literario insaciable. Desde la épica histórica de «La guerra del fin del mundo» (1981) hasta el erotismo oscuro de «Elogio de la madrastra» (1988), su obra abarcó géneros y registros con una precisión de relojero. «Conversación en La Catedral» (1969) sigue siendo considerada su obra maestra, un mural devastador sobre la corrupción bajo la dictadura de Odría.

Pero su vida no fue solo libros. En 1990, tras liderar protestas contra la estatización del Perú, se lanzó a la presidencia y perdió contra Alberto Fujimori. La derrota lo alejó de su país —adquirió la nacionalidad española en 1993— pero no de la política. Sus artículos en El País defendiendo el liberalismo y atacando el populismo lo convirtieron en un imán de críticas. «Era un conservador con mente de radical», dijo una vez Octavio Paz.

El Nobel y las contradicciones de un genio

En 2010, la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura por «su cartografía de las estructuras del poder». El galardón llegó tarde para algunos, pero él lo celebró con ironía: «Ahora hasta los que me odian me felicitan». Sin embargo, su figura generaba divisiones: los mismos que admiraban al novelista detestaban al columnista que apoyaba intervenciones en Irak o criticaba a Podemos.

Su vida personal también fue tumultuosa. Su primer matrimonio con Julia Urquidi (inspiradora de «La tía Julia y el escribidor») terminó en divorcio; con Patricia Llosa, su segunda esposa, tuvo tres hijos y una relación de décadas que acabó en un escándalo cuando, a los 74 años, se enamoró de Isabel Preysler.

El adiós al último monstruo sagrado

Hoy, Vargas Llosa se une al panteón de los inmortales. Con su muerte, América Latina pierde a su último gran narrador vivo, aquel que demostró que la literatura podía ser tan vasta como la vida misma. Quedan sus novelas, sus ensayos sobre Onetti y Flaubert, sus frases lapidarias («Escribo porque no estoy feliz»), y sobre todo, esa voz indomable que creía en la literatura como «el mejor juguete que se ha inventado para burlar la infelicidad».

El legado de un titán

  • Obras claveLa ciudad y los perrosLa casa verdeConversación en La CatedralLa fiesta del chivoTravesuras de la niña mala.

  • Premios: Nobel de Literatura (2010), Cervantes (1994), Príncipe de Asturias (1986).

  • Frase célebre«La civilización es una capa muy fina sobre un volcán de barbarie».

Mientras las redes se inundan de homenajes —de escritores, presidentes y lectores anónimos—, una cosa es clara: Vargas Llosa ya no está, pero su literatura, esa «mentira que dice verdades», seguirá viva. Como él mismo escribió en «Lituma en los Andes»«Los muertos no se van mientras los vivos los recuerden».


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Karlos García

Karlos García es ingeniero en Grupo VegaMedia, y en sus ratos libres escribe disertaciones sobre tecnología e internet. Por eso siempre está en la nube.

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